¿Por qué decir “es un idiota” suena ofensivo, pero decirle “sólo ha hecho uso del 30% de su capacidad mental” suena más complaciente? ¿Por qué decirle a alguien “ladrón” es agresivo, pero decir que “no hace caso al derecho de propiedad ajena” suena más benigno? ¿Por qué decir de alguien “cobarde” suena más duro que decir “no tiene la capacidad de enfrentar situaciones complejas con valentía”?

¿Por qué decir “es un idiota” suena ofensivo, pero decirle “sólo ha hecho uso del 30% de su capacidad mental” suena más complaciente? ¿Por qué decirle a alguien “ladrón” es agresivo, pero decir que “no hace caso al derecho de propiedad ajena” suena más benigno? ¿Por qué decir de alguien “cobarde” suena más duro que decir “no tiene la capacidad de enfrentar situaciones complejas con valentía”?

Quizá decir que tenemos funcionarios claves que actúan como idiotas, cobardes e indiferentes a los ladrones produce en ellos una mayor barrera defensiva frente a menciones que no suenen tan ofensivos como es el caso de las oraciones descriptivas de los mismos conceptos. El problema es que con eso último no se producen los efectos positivos requeridos. Entonces ¿hay que retomar las menciones a los idiotas, ladrones o cobardes?

¿A qué viene todo esto? Al mar de incompetencias, corrupción y falta de coraje que evidencian muchas de nuestras sucesivas autoridades para planificar e implementar un sistema de salud que garantice el derecho de toda persona que padece de una dolencia, enfermedad o requiere una intervención médica la obtenga con la prontitud que su mal demanda. Solo imaginar que alguien nos diga frente un dolor de muela que esperemos un mes para ser atendidos suena a pena de muerte. Desatender las urgencias en las emergencias, postas y hospitales o dejar morir personas por falta de transporte hacia una sede de atención médica son formas de ejercer violencia contra los pacientes. Exigir largas coles y esperas a enfermos, muchas veces bajo clima hostil, es egoísta y denigrante.

¿Qué están esperando las autoridades? ¿Una convulsión social que parta de estas frustraciones que obliguen en la tensión propia de la emergencia hacer improvisadamente aquello que podría hacerse bien con la calma de una buena planificación?

¿De qué sirve que en el Perú tengamos legiones de ingenieros, informáticos, administradores, etc. si el liderazgo nacional y regional solo hace uso del 30% de su capacidad mental y profesional, lo que le impide diseñar e implementar una red de salud interconectada con fórmulas de atención inmediata a los necesitados de atenciones médicas, abandonados a su suerte además por ministros incapaces de enfrentar situaciones complejas con la valentía necesaria para demandar los recursos necesarios y a la par actuar contra quienes no hacen caso de la propiedad ajena cuando administran los recursos?

El Presupuesto Anual de Gastos para el Año Fiscal 2020 es de S/ 177,368 millones de soles.

Pido a los gobernantes que destinen el mayor esfuerzo para poner toda su capacidad mental, sensibilidad social y valentía para convocar y financiar los talentos y estrategias que hagan realidad el derecho humano básico de un trato digno a los necesitados de atención a su salud.

Los invito además a que vean esta charla de Ted sobre el gobierno digital en Estonia. Si tan sólo hiciéramos el 10% de lo que ellos han hecho, en el corto plazo tendríamos resuelto para empezar, el problema de la salud.

Anna Piperal de Estonia en TED: https://www.ted.com/talks/anna_piperal_what_a_digital_government_looks_like?utm_source=whatsapp&utm_medium=social&utm_campaign=tedspread

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