Se supone que si uno castiga la mala conducta de un niño, ésta no se repetirá. Sin embargo, en muchos casos, se repite, para exasperación de los padres que incrementan la dosis de castigo hasta que el niño desarrolla inmunidad hacia el castigo, y a la par, mucha ira contra los padres.

Se supone que el «mal alumno» si no aprueba los cursos debe repetir de año. Sin embargo al 80% de los repitentes, luego de repetir, les va igual o peor que antes… solo que lleno de humillación, vergüenza, sentimiento de incompetencia, ira…

Se supone que si se encarcela a los delincuentes, se rehabilitarán de su mala conducta… sin embargo muchos de los delincuentes una vez liberados reinciden en sus delitos o viven al borde de lo ilícito, con más alerta y experiencia y menos reparos a delitos mayores.

¿Qué tienen en común todos ellos? La suposición de que basta castigar para modificar las conductas inadecuadas (de las que muchas veces el niño no es consciente o no entiende por qué lo son)

Si no se les permite entender y da la oportunidad de hacer las cosas bien, ¿en virtud de qué tendrían que encontrar el deseo y camino para hacer las cosas bien?

Esto que es tan simple, está en el centro de las disconductas de los reincidentes y de cualquier estrategia de prevención de las trasgresiones a la disciplina escolar y social.

Esto es parte de la educación ciudadana, que podríamos intentar entender y hacer mejor.

En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/2651724351594750

En Twitter: https://twitter.com/LeonTrahtemberg/status/1207645150928949249

Artículos afines:

¿Qué significa para un escolar ser disciplinado? (y ser ciudadano)

La (absurda) repitencia escolar

Ciudadanía: Proceso administrativo sancionador (el énfasis en los castigos)