¿Cuál es el peor enemigo que tienen las personas, causantes de la mayoría de sus traspiés y desgracias? El ego, especialmente cuando están en una situación de poder y pierden los límites de lo ético.

Lo de Chavarri (y antes de él Hinostroza) me dejó pensando en tantos líderes o jefes de instituciones que en algún momento eran todopoderosos, y por no saber administrar su ego y su poder, terminaron (o terminarán) en la miseria política y personal. Fujimori (Joy Way, Yoshiyama), García, Toledo, Ollanta, Nadine, PPK, Keiko, los internacionales Lula, Correa, Cristina, podríamos agregar deportistas como Maradona, artistas como Bill Cosby, en fin. La capacidad de administrar el (placer) del poder, la inflación del ego termina siendo su principal enemigo. Vizcarra, Vela, Pérez, deben estar en la curva ascendente de esa sensación. Ojalá la posterior caída (de darse, al perder la mesura y humildad) no sea equivalente a las de sus antecesores.

Esa es una dimensión educativa-ética que merece ser explorada en el contexto de los acontecimientos, ya que en sociedades con ambientes democráticos inclusivos existen muchos más frenos y controles y niveles de autocensura que en ambientes totalitarios (como los heredados de nuestra historia) que suelen preferir instituciones débiles y sumisas.

Regresamos con eso al rol de la escuela: ¿Aprender a contestar exámenes, o también y prioritariamente a ser personas dignas, en un ambiente que valora la ciudadanía democrática, en la que se construyen valores cotidianamente no porque contestan exámenes de educación cívica o historia sino porque los viven cotidianamente en el ambiente escolar?

El poder nubla la vista. Por eso tener amigos y colaboradores que dicen lo que piensan, confrontan posiciones, discrepan sin pelear, ayudan a no inflar los egos y a estar alerta de las fisuras o debilidades en nuestras posturas es una bendición. Esa manera de dialogar no es posible en una escuela autoritaria a la que solo le interesan el desempeño individual de los alumnos en exámenes de áreas cognitivas sin preocuparse por las habilidades no cognitivas y particularmente la convivencia participativa, horizontal, franca, democrática, entre todos los miembros de la comunidad escolar. Cuando los alumnos en los colegios sienten que no pueden decir lo que piensan porque no hay los espacios o tiempos para hacerlo o “no vaya a ser que el compañero o el profesor se moleste”, algo anda mal en la construcción de los valores democráticos.

En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/2072857439481447

Artículos afines:

Aprender del futuro (2006). Alan García debería preguntarse ¿qué tienen en común el panameño Manuel Noriega, el costarricense Miguel Ángel Rodríguez, el nicaragüense Arnoldo Alemán, el chileno Augusto Pinochet, el rumano Nicolae Ceaucescu, el yugoslavo Slóbodan Milósevic el peruano Alberto Fujimori, y por un buen tiempo el mismo Alan García entre tantos más?

Vizcarra contra Vizcarra, por Mario Ghibellini 05 01 2019 El problema con todo esto es que terminan produciéndose incordios mayúsculos y quizás no deliberados, como el que acabamos de atravesar, porque la consecuencia inexorable de andar confundiendo la brújula con el ‘aplausómetro’ es un gobierno sin norte.

Brian Resnick (2019): Intellectual humility: the importance of knowing you might be wrong Why it’s so hard to see our own ignorance, and what to do about it.

Los políticos deberían aprender del futuro (2001)

Si estudiamos el ascenso y caída de tantísimos líderes en la historia, encontraremos fácilmente las características predecibles respecto al desempeño, logros y fracasos de los políticos y en general personajes de la vida pública.

http://www.trahtemberg.com/articulos/1097-los-politicos-deberian-aprender-del-futuro.html