Ediciones regionales 18 11 2018

Japón no invierte mucho en educación. Apenas 3.8% de PBI, que junto con Eslovaquia e Italia son los menos gastadores de la OECD cuyo promedio es 5.6%.

Al otro extremo están Nueva Zelanda, Dinamarca y Noruega. Esto, pese a que sólo atienden con servicios educativos al 15.5% del total de la población. Visto como gasto público en educación, es 9.1% del total, apenas encima de Italia con 8.6%, teniendo al otro extremo de la tabla a Nueva Zelanda con 21.6%, siendo el promedio de la OECD 12.9%. Esto crea una presión financiera sobre los hogares que tratan de proporcionar una buena educación a sus hijos, especialmente en los niveles de educación preescolar y superior, que cuentan con financiación estatal insuficiente. Curiosamente los ancianos de Japón reciben más financiamiento estatal que los niños hasta 16 años, por el alto costo de los programas de bienestar social como pensiones, servicios médicos y acompañamiento a necesitados.


Los datos muestran que, en lo que se refiere a los gastos del hogar para la educación preescolar, los cinco principales gastadores de recursos privados de las familias son Japón, Australia, Corea del Sur, Estados Unidos y España. Para la educación superior son Chile, Corea del Sur, el Reino Unido, Japón y los Estados Unidos.


En Japón, las clases tienen un promedio de 40 alumnos por salón, frente a menos de 30 de EE.UU., Reino Unido, Francia y Alemania. Pese a ello les va bien en comparaciones internacionales (que para los asiáticos y europeos son una referencia ineludible), porque priorizan la calidad del profesor y el desarrollo de destrezas como las requeridas para las pruebas PISA, antes que el tamaño de la clase, igual que Corea del Sur. Sin embargo, eso no evita que los alumnos con dificultades no reciban la atención especializada y personalizada que requieren y que en general los alumnos no sean muy felices en la escuela.


En este escenario, el Primer Ministro Shinzo Abe del Partido Liberal Democrático está girando hacia promover un mayor gasto en educación superior, con un esquema similar al australiano en el que el gobierno provee un crédito sin intereses, sujeto a indexación, para ser pagado una vez que los ingresos del egresado superan ciertos mínimos. (E
ducation: Best investment for our future, Ikuko Tsuboya-Newell Japan Times, 26 11 2017)

Interesantes datos que evidencian las limitaciones del uso de indicadores y comparaciones numéricas para entender las realidades educativas de cada país.


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