Ediciones regionales 12 08 2018

La mayoría de los CEOs de las grandes empresas evaluadas por HBR’s Best-Performing y S&P duran entre 1 y 5 años en el puesto, el 20% de la década previa, según escribe Michael Jarrett (6 razones por las cuales los CEOs fallan, leader.co.za, 28 07 2018). Sostiene que gran parte del éxito o fracaso de un CEO puede atribuirse al contexto -por lo que no tiene mucho sentido que otras empresas intenten imitarlos- y explica las razones.

1). Los nuevos CEOs tienden a estar más abiertos a cambiar y obtener más ganancias frente a los CEOs que ya mostraron su techo.

2). Una serie de éxitos o un buen comienzo temprano pueden alimentar el narcisismo y la arrogancia del CEO. Esto conlleva a comportamientos más arriesgados o más complacientes. Comienzan a disminuir la cantidad de reuniones, dar señales estratégicas más débiles. Surgen los mini feudos políticos en el entorno.

3). En la alta gerencia, el equipo funciona bien si está alineado con los objetivos, comparte información y toma decisiones conjuntas. Pero, con el tiempo ocurre la fragmentación, desalineamientos, hostilidad intergrupal, retención de información y descomposición de las estructuras formales.

4). Los CEOs deben inspirar a su equipo con una visión y simultáneamente leer el paisaje para capitalizar las tendencias emergentes. Resulta fatal la incapacidad para responder a una economía cambiante, la digitalización, la competencia y la evolución de las demandas de los clientes.

5). Las fusiones cambian directorios, gerencias y muchas veces son fatales para los CEOs que deben construir nuevos equipos y vínculos.

6). Los escándalos pueden surgir debido a la falta de conformidad con las expectativas (Volkswagen), irregularidades financieras/mala publicidad (Wells Fargo), mala conducta social, lapsus éticos o corrupción. Eso es fatal para la imagen de la empresa que entonces se desprende de su CEO.

No hay que idealizar a los líderes transformacionales. Los CEOs operan en un contexto fuera de su control y su éxito descansa no solo en ellos mismos, sino también en quienes los rodean.

Por ello es que aún los CEOs exitosos tienen en mente todo el tiempo la posibilidad de su inesperado desembarco. Eso también afecta su desempeño. De allí que los directorios deben cuidar a sus CEOs si quieren que tengan continuidad.

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