Cuidado con estereotipar a los migrantes venezolanos. (Educación ciudadana, León Trahtemberg)

Me ha sorprendido ver cómo a veces algunos medios levantan desproporcionadamente alguna noticia que involucra a un venezolano trasgresor, o la de quienes se quejan que los venezolanos les quitan el trabajo a los peruanos. Con ello no solo agreden injustamente a una enorme cantidad de migrantes que dan hasta la última gota de sudor diario para sobrevivir dignamente dentro de la precariedad de su situación, sino desconocen que hay tres millones de peruanos residiendo en el extranjero para quienes seguramente se desea que sean acogidos y tengan abiertas las oportunidades para estudiar, emplearse y residir.

Este es un tema cívico y ético de gran importancia que debería tratarse no solo en los medios sino en todas las familias y escuelas que se atreven a postular una «educación en valores».

En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/1652214904879038?pnref=story

Venezolanos en el Perú superan los 353 mil, según Migraciones A diciembre del 2017, siete de cada 10 venezolanos que ingresaron al Perú eran profesionales con estudios superiores. Esto significa que hay al menos 80,000 niños venezolanos en edad escolar que deberían ser acogidos en las escuelas (y hospitales) peruanos, con el consecuente impacto en el número de alumnos por colegio o salón, y el adicional de profesores y médicos, o sea, presupuesto. ¿Está ocurriendo? ¿Están las autoridades vigilantes de cuidar el derecho de los niños a tener un espacio en la escuela o en los hospitales, a una ración de alimento escolar, aún sin tener la documentación de residentes permanentes? Los peruanos que migran al extranjero esperan que las autoridades respectivas velen por esos derechos humanos de sus niños en los países a los que migran. ¿Se está haciendo lo mismo en el Perú? Sería bueno verificarlo, de modo que la política de acogida a los migrantes que dignamente ha anunciado el Perú no se limite a un discurso presidencial o a un trámite en migraciones, sino que se exprese como una preocupación genuina por el bienestar de los que huyen de realidades insoportables. Es una buena oportunidad para fijarnos en el Perú metas humanitarias (para las cuales la infancia debiera ser prioritaria) en cuya consecución aporten todos los órganos del estado, sirviendo como magneto para que también lo haga la sociedad civil. Así podremos sentirnos orgullosos de nuestra peruanidad no por una efímera temporada mundialista de la selección peruana de fútbol, sino por nuestra continua capacidad de acoger y cuidar a los niños que pisan nuestras tierras, tanto los nacidos en el Perú como los migrantes. Así, si logramos que el ADN peruano incluya el concepto de «los niños primero», nuestra identidad nacional no dependerá de un partido de fútbol sino de un valor que trasciende el espacio y el tiempo. En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/1803254506441743

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