El Tiempo 19 01 2018 y Diarios regionales 21 01 2018

El Estudio (muestral) Internacional de Cívica y Ciudadanía ICCS 2016 busca conocer qué tan preparados están los estudiantes de 2 do. de secundaria de 24 países -incluyendo al Perú- para asumir su rol como ciudadanos.

Para variar Perú está entre los coleros entre los países evaluados. Sin embargo, el gran problema de estas pruebas es que evalúan valores y ciudadanía de manera similar a las matemáticas o lectura, contestando cuestionarios escritos sobre situaciones ficticias o deseables. Se les pregunta si han participado como candidatos o votantes en actos electorales escolares, si en el futuro como adultos participarían en una actividad política o un partido, sus posturas frente a la vida política en democracia, y sus actitudes en relación a la equidad de género y el bullying.

Lo cuestionable es que esto no evalúa las actitudes reales de los estudiantes sino su participación en situaciones escolares formales de tipo electoral y sus respuestas frente a lo que harían en situaciones hipotéticas, remitiéndose a responder lo deseable o políticamente correcto, sin que se registren sus disposiciones reales, compromisos y actitudes ciudadanas expresadas en su vida cotidiana. Por ejemplo los alumnos pueden participar de un consejo estudiantil, pero al que no se hace caso. Los alumnos pueden expresar todo tipo de posturas de compromiso cívico sin embargo no les importa averiguar por qué faltó un compañero a clases, o mostrar su voluntad para ayudar a un enfermo, o intervenir para detener un acoso, o son indiferentes a saludar al portero entrar colegio, como si fuera invisible. Pueden ser alumnos cuya vida escolar gire en torno a dar la respuesta correcta a preguntas de los profesores, en lugar de ser interpeladores de la vida escolar, del ejercicio de la autoridad y del ejercicio docente. Alumnos que jamás eligen nada porque su opinión no es tomada en cuenta en el diseño del horario, currículo, actividades, sistema de evaluación que promueve la competencia y discriminación, etc.

Si de veras quiere evaluarse la educación para la vida democrática, más sentido tendría tener un observador calificado durante un par de días en la escuela que registre en la vida real todo aquello que pueda aludir a la existencia o no de una cultura democrática y el ejercicio genuino en la práctica de las actitudes ciudadanas de los escolares.

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(LT: ¿por qué el BID siempre llega tarde con propuestas sobre educación que ya eran obvias desde décadas atrás, después de haber acordado con diversos estados gastar billones en lo que no sirve?) Ahora dice: “Necesitamos una sociedad digital del siglo XXI, pero sobre todo más ética y empática«No se puede pensar en aprendizaje solo a través de pruebas estandarizadas con resultados más o menos inmediatos. El nuevo gobierno tiene que concebirlo en el marco del proceso; en una educación más bien a largo plazo. En estas nuevas formas de enseñar y aprender, los avances digitales deben ser una herramienta que se articule al proceso de paz en el país. Los cálculos muestran que el mejor retorno económico se da en la inversión que se hace en los primeros años, pero también es necesario tener en cuenta que existen otros beneficios como el bienestar personal y social, variables más difíciles de cuantificar pero muy importantes».