28 12 2017 Yo no sabía: la mentira del año (León Trahtemberg sobre el indulto, y su dimensión educativa)

En este post no me referiré a los dichos turbios de PPK y su entorno, sino a los de los políticos y analistas, y a su dimensión escolar.

Con miras al 2021, los candidatos presidenciales y congresales potenciales -exceptuando a los fujimoristas-, apelan a lo «políticamente correcto»: oponerse al indulto de Fujimori, apellido del logotipo contrincante en las próximas elecciones.

En los municipios y regiones, en vísperas del año electoral 2018, eso es más sensible aún. Los candidatos midiendo «la calle», sus seguidores potenciales y el vientre de alquiler político para su postulación se pronunciarán, en contra en las zonas opositoras, y a favor en las que la calle es fujimorista.

No seamos ingenuos creyendo literalmente lo que ellos dicen en los medios. Negociarán y defenderán lo que más les conviene, aduciendo su “vocación de servicio al país”. Por lo demás, usualmente los políticos que en «on» dicen una cosa y en «off» dicen otra, no son creíbles. Cada uno toma partido por lo que conviene a él o ella y a su grupo político. Los periodistas lo saben muy bien. En mis casi 20 años de entrevistador en RPP y asistente a tertulias políticas he visto “of the record” cantidades de comentarios y amistades de personajes connotados que se tuercen “on the record” durante el tiempo que dura la entrevista.

Hay que ser bien ingenuos para aducir que los ministros y congresistas no tenían idea de que PPK tenía preparado el indulto y solo esperaba la oportunidad para hacerlo. Es más, muchos sostenían que se haría en enero con ocasión de la visita del Papa. También hay que ser bien ingenuos para no haberse dado cuenta que Kenji y allegados, así como APP y algunos otros amigos, no avalarían la vacancia de PPK, no solo por la enorme incertidumbre que supondría para su propio futuro un adelanto de elecciones y un fortalecimiento de Frente Popular, sino también por la renovada incertidumbre respecto al momento del indulto por parte de sus partidarios. Además, Kenji habría creado las condiciones para “merecer” el indulto de su padre desde hace mucho tiempo atrás, y era la principal razón mediática para su confrontación con su hermana Keiko.

Para Kenji era inadmisible aceptar que si Keiko tenía el poder para vacar a un presidente, sacarse de encima al Fiscal de la Nación y a miembros del Tribunal Constitucional que no le son afines, no tenga a la vez el poder para liberar a su padre.

Es importante tomar nota que los políticos en general (reconociendo que siempre habrá excepciones minoritarias de personajes moralmente sólidos e ideológicamente coherentes) entienden la honestidad y vocación de servicio al país en términos de su propio beneficio y de la relatividad de la verdad en el mundo político. Si hubiera un termómetro de la “sinceridad” que pudiera colocarse en boca de cada político, probablemente una buena parte siempre estaría con fiebre. De modo que aprendamos a leer entre líneas, a juzgar lo que dicen los políticos mirando a los ojos y sus gestos más que escuchando lo que sale de su boca. Entendamos además que esto no ocurre solo en el Perú sino en casi todo el mundo. Basta coger diarios de diversos países y leer a quienes piden cuentas a sus mandatarios por sus mentiras electorales, inclusive en las democracias más sólidas. Entendamos que la opinión de los políticos ante los medios vale tanto en términos de coherencia y ética como las votaciones de las resoluciones de la asamblea de la ONU, ese club de amigos de los mandatarios que representan los intereses de sus países que según las entidades que estudian la corrupción, dictaduras, narcotráfico, paraísos fiscales y países violadores de los Derechos Humanos establecidos por la propia ONU, resultan ser la mayoría.

¿Cómo entonces se puede cambiar todo eso, suponiendo que sea posible? ¿Qué les queda a los ciudadanos de buena fe que quieren imaginar escenarios más favorables? La única opción que imagino, y a eso he dedicado mi vida, es la de entender el poder de la buena educación ciudadana.

Esa que debería facilitar a los escolares y universitarios: 1) Aprender desde pequeños sobre cómo es la política y a leer la realidad (ojalá, para ser militantes y consistentes en el intento de lograr cambiar lo que no les parece correcto). 2) Ser muy cuidadosos al evaluar a qué fuente y analistas leen o escuchan, y a qué candidatos confiar sus votos para representarlos. 3) Sabiendo que hay académicos y analistas serios y lúcidos, que por mantener una línea coherente de pensamiento y análisis resultan confiables, aprender a identificarlos y tenerlos presentes en el espectro de las opiniones a considerar a la hora de investigar. 4) Desarrollar un filtro de modo que en vez de dejarse llevar por las emociones, lo que dicen los demás, la publicidad electoral, los estereotipos, las inducciones subliminales de los medios, puedan apelar a sus convicciones nacidas de un estudio serio de la realidad del país, de la política peruana, y de los antecedentes y ejecutoria conocida de los candidatos que más los cautivan.

Eso requiere una formación ciudadana democrática desde la escuela y la universidad, que en su actual perfil autoritario, totalitario, dogmático y de espaldas a la realidad no les ofrece la mejor opción. Si de veras queremos que la escuela y universidad enseñen “educación cívica” y formación ciudadana que busca el bienestar común, deben empezar convirtiéndose en espacios de investigación, análisis, debate y reflexión democrática. Esa es la reforma educativa que el país necesita y debiera debatirse, en vez de perderse en los numeritos de las ECE y PISA o en la discusión sobre cuál es la palabrita sobre sexualidad que no ofende a los conservadores.

En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/1608389642594898?pnref=story

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Jorge Morelli de Fuerza Popular es hace tiempo uno de los asesores más cercanos de Kenji Fujimori, y posiblemente inspirador de algunas de las columnas confrontacionales con Keiko y conciliadoras con PPK que publicaba en «El Comercio». Esta vez –30 12 2017el mismo Morelli publica en El Comercio una columna que ayuda a visualizar cómo vería la dupla Kenji-Alberto el futuro inmediato. Se titula: «Garante de la gobernabilidad: para Fuerza Popular la solución está al alcance de la mano, consiste en la reconciliación que la libertad de Alberto Fujimori representa”.

Tres días antes -27 12 -2017- Jorge Morelli publicó en su blog MEDIA COLUMNA «Quebrar la mayoría absoluta» donde dice entre otras cosas «Recogí con Kenji Fujimori en todo el Perú las 800 mil firmas que fundaron Fuerza Popular. Por años fui, a pedido de los fujimoristas, a dar charlas todos los viernes en la noche a los locales de Fuerza Popular en todo Lima, desde el Callao hasta Chosica, desde Ancón a Pucusana. Por años también hice La Hora del Chino en la radio todos -los sábados muy temprano. Recuerdo que escribí buena parte del discurso de Keiko Fujimori el día de la fundación de Fuerza Popular en el coliseo Dibós. Alguna autoridad tengo para hablar de esto. Desgraciadamente, el partido que ayudé a formar se convirtió en una organización política autoritaria y antidemocrática que puso en peligro la gobernabilidad al apoyar una vacancia que habría precipitado al Perú al abismo. Por eso, para recuperar la gobernabilidad, había que quitarle a Fuerza Popular la mayoría absoluta en el Congreso».

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