Regiones 28 08 2016

Stephen Krashen y Jeff McQuillan publicaron en octubre del 2007 un estudio crítico sobre los apremios de quienes sostienen que hay niños bien preparados para aprender, diferenciándolos de quienes no lo están, como si existieran niños que no tienen ganas de aprender. En realidad, lo que existen son niños que no están dispuestos a aprender ciertas cosas siguiendo las pautas tradicionales que les dan los padres o profesores (The Case for Late Intervention, Early Intervention at Every Age Pages 68-73, Educational Leadership, Volume 65, Number 2)

Krashen encontró que 75% de niños que fueron evaluados con bajos puntajes en la prueba de preparación fonética que es requisito para pasar de kínder de 5 años a 1er grado, no tuvieron ningún problema para aprender a leer. Es más, encontró estudios que evidencian que niños que no aprenden a leer hasta los 7 años o más, tienden a hacer un rápido progreso luego, y hacia los 9 años sus logros no son distinguibles de los que aprendieron a leer antes (el caso de Finlandia, Suecia, Noruega, Islandia que inician lectura a los 7 años, en estudio de 32 países de Elley, W. «How in the world do students read?» Hamburg, Germany: International Association for the Evaluation of Educational Achievement 1992).

Hay muchas evidencias de que la lectura libre voluntaria es una efectiva manera de desarrollar la literacidad y que esa aproximación produce mejor lectura, escritura, pronunciación y competencia gramatical, especialmente en quienes tienen fácil acceso a libros (menos frecuente en los más pobres). Einstein (9 años), Rodin (10 años), Woodrow Wilson (11 años) son casos paradigmáticos de niños que aprendieron a leer tardíamente, así como muchos que aprendieron a leer en su casa sin ir al colegio (homeschooled). Nada de eso afectó su capacidad de lograr altísimos niveles de literacidad. El problema parece tener que ver con el apuro de los profesores por responder a las expectativas establecidas por las pruebas estandarizadas más que a dificultades reales de los niños. Lamentablemente esos niños que aprenden más tarde son etiquetados tempranamente como fracasados, incompetentes, requirentes de apoyos remediales, nivelación, lo que dejará una huella negativa en su autoestima y en la imagen sobre sus capacidades de aprender en padres y profesores.

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ARTÍCULOS SOBRE ENFOQUE FINLANDÉS

Kindergarten: While American Kids Read, Their Finnish Peers Play

The Joyful, Illiterate Kindergartners of Finland

The American kindergarten experience has become much more academic—and at the expense of play.

“[Children] learn so well through play. They don’t even realize that they are learning because they’re so interested.”

“But there isn’t any solid evidence that shows that children who are taught to read in kindergarten have any long-term benefit from it.”

Forget the Common Core, Finland’s youngsters are in charge of determining what happens in the classroom

Las escuelas en Finlandia tuvieron la brillante idea de eliminar las asignaturas para estudiar en base a temas

OTROS AFINES

Reading Instruction in Kindergarten: Little to Gain, Much to Lose

Research finds no advantage in learning to read from age five Starting in 2007, Dr Suggate conducted one international and two New Zealand studies, each one backing up the conclusions of the other; that there is no difference between the reading ability of early (from age five) and late (from age seven) readers by the time those children reach their last year at Primary School by age 11. Dr Suggate, in three years of studies, involving regular surveys of around 400 New Zealand children, found no statistical evidence of an advantage in reading from the earlier age of five. Comparing children from Rudolf Steiner schools, who usually start learning to read from age seven, and children in state-run schools, who start learning to read at five, he found that the later learners caught up and matched the reading abilities of their earlier-reading counterparts by the time they were 11, or by Year 7.

Screen Addiction Is Taking a Toll on Children NYT, JANE E. BRODY JULY 6, 2015

Before age 2, children should not be exposed to any electronic media, the pediatrics academy maintains, because “a child’s brain develops rapidly during these first years, and young children learn best by interacting with people, not screens.” Older children and teenagers should spend no more than one or two hours a day with entertainment media, preferably with high-quality content, and spend more free time playing outdoors, reading, doing hobbies and “using their imaginations in free play,” the academy recommends.