31 01 2019 Hace dos años puse este post para comentar la evaluación de letras y números, que recobra actualidad, aunque hayan cambiado las letras a usar en secundaria. (Lo adjunto editado para secundaria)

En el debate sobre el uso de letras o números en la evaluación lo que importa no es el color del lapicero o la conversión de números a letras sino entender cinco cosas fundamentales

1) La evaluación sirve para jerarquizar, comparar y etiquetar a los alumnos, o sirve para retroalimentar a los profesores para que sepan cómo pueden ayudar en el aprendizaje de los alumnos. Si es lo primero, la escala AD, A, B, C en primaria o ahora LMS (Logro Muy Satisfactorio), LS (Logro Satisfactorio), LB (Logro Básico) y LI (Logro Inicial) en secundaria tiene similar efecto que la escala 0-20. Si es lo segundo, ¿qué sentido tiene darle a las letras el valor de expresar que uno es mejor que el otro (AD-A), o que hay «desaprobados» (B-C).?

2) Esto se refuerza con la conversión de LMS=4, LS=3, LB=2 y LI=1 que propone el Minedu para convertir las letras en números y hacer con ellos el orden de mérito de los alumnos. Es decir, números y letras son intercambiables, equivalentes, sirven para comparar y jerarquizar a todos en función de cuán cerca o lejos están del AD o LMS.

3) ¿Los profesores realmente entienden qué significa que cada alumno es diferente y lo que para uno es un logro satisfactorio para otro puede ser un logro básico, o se mantiene la expectativa de que todos logren lo mismo como si todos los alumnos fueran iguales?

4) El mensaje a los alumnos que no tienen AD o LMS es que no alcanzaron lo deseable, así sea inalcanzable por ellos en toda su vida con todos sus esfuerzos. Le están mandando el mensaje de que no es suficientemente competente (fracasado) en esa competencia y si ocurre lo mismo en varias más, el alumno quedará golpeado (etiquetado) en su autoimagen de estudiante.

5) Un alumno gordito, descoordinado, torpe -por razones de su constitución física-, pese a que hace enormes esfuerzos por lograr las metas de psicomotricidad no las logra alcanzar ¿podría recibir AD o está condenado a recibir siempre C? ¿Estamos premiando o castigando su constitución física o reconociendo sus logros a partir de una línea de base que corresponde a su realidad específica?

En suma, el asunto de la evaluación no puede reducirse a un cambio de números por letras o colores. Supone toda una visión de lo que es un niño, el aprendizaje y el sentido de la evaluación, que si no están claras en la mente de padres y profesores puede hacer irrelevante el cambio de números a letras

En FB 2 (2019): https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/2109240905843100

Reseña periodística: Notas en libretas de secundaria se expresarán con letras y ya no con números (La República, 29 01 2019)

Norma legal que cambia la calificación en las libretas escolares (R. M. Nº 281-2016-MINEDU)

 

15 06 2016 Post en FB (León Trahtemberg)

Ref: Nuevo Currículo Nacional http://www.minedu.gob.pe/curriculo/

En el debate sobre el uso de letras o números en la evaluación lo que importa no es el color del lapicero o la conversión de números a letras sino entender 1) La evaluación sirve para jerarquizar, comparar y etiquetar a los alumnos o sirve para retroalimentar a los profesores para que sepan cómo pueden ayudar en el aprendizaje de los alumnos. Si es lo primero, la escala AD, A, B, C tiene similar efecto que la escala 0-20. Si es lo segundo, ¿qué sentido tiene darle a las letras el valor de expresar que uno es mejor que el otro (AD-A), o que hay «desaprobados» (B-C).? 2) ¿Los profesores realmente entienden qué significa que cada alumno es diferente y lo que para uno es un logro destacado para otro puede ser un logro escaso, o se mantiene la expectativa de que todos logren lo mismo como si todos los alumnos fueran iguales? 3) Un alumno que recibe una «C» y es desaprobado ¿hace mucha diferencia si se lo ponen en rojo o azul? Igual le están mandando el mensaje de que es un incompetente y fracasado.

Un alumno gordito, descoordinado, torpe -por razones de su constitución física-, pese a que hace enormes esfuerzos por lograr las metas de psicomotricidad no las logra alcanzar ¿podría recibir AD o está condenado a recibir siempre C? ¿Estamos premiando o castigando sus constitución física o reconociendo sus logros a partir de una linea de base que corresponde a su realidad específica?

En suma, el asunto de la evaluación no puede reducirse a un cambio de números por letras o colores. Supone toda una visión de lo que es un niño, el aprendizaje y el sentido de la evaluación, que si no están claras en la mente de padres y profesores puede hacer irrelevante el cambio de números a letras. (En FB https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/807705309330006?pnref=story)

2do post complementario (16 06 2016)

Si asumimos que todos los alumnos son diferentes, plantear que todos deben lograr lo mismo para que se considere que su desempeño es satisfactorio es discriminador, sea porque le dicen al que es más débil en una capacidad «tu tienes que hacer más esfuerzos que el más fuerte en esa capacidad para lograr la misma meta» o peor aún si el más débil en esa capacidad no está en condiciones de alcanzar la meta del más fuerte, con lo que la escuela lo condena a ser etiquetado continuamente como insuficiente o fracasado. Es discriminadora además porque obliga a competir a alumnos con diferentes capacidades por alcanzar el mismo nivel de logro, lo que de partida da privilegios a unos y desventajas a otros.

La única manera de hacer una evaluación equitativa que reconozca y respete las diferencias es hacerla individualizada en relación a las propias capacidades del alumno (porque el colegio no es una universidad que forma profesionales que deben tener las mismas competencias para merecer alguna acreditación).

Cuando el Minedu planea su escala de evaluaciones

– AD (logro destacado), es cuando el estudiante evidencia un nivel superior a lo esperado respecto a la competencia. Esto quiere decir que demuestra aprendizajes que van más allá del nivel esperado.
– A (logro esperado), cuando el estudiante evidencia el nivel esperado respecto a la competencia, demostrando manejo satisfactorio en todas las tareas propuestas y en el tiempo programado.
– B (en proceso), cuando el estudiante está próximo o cerca al nivel esperado respecto a la competencia, para lo cual requiere acompañamiento durante un tiempo razonable para lograrlo.
– C (en inicio), cuando el estudiante muestra un progreso mínimo en una competencia de acuerdo al nivel esperado. Evidencia con frecuencia dificultades en el desarrollo de las tareas, por lo que necesita mayor tiempo de acompañamiento e intervención del docente…

en todos los casos el referente es el «NIVEL ESPERADO«. Ese es un logro ficticio que se desprende de los arbitrarios estándares de aprendizaje considerados como los que todos los alumnos deben alcanzar, como si todos fueran igualmente capaces de lograrlos.

Pero, niños que tienen fortalezas en unas capacidades y debilidades en otras ¿deben lograr lo mismo en todas las áreas para que su desempeño se considere satisfactorio? ¿Adónde queda el respeto a las diferencias, la inclusión, la equidad?

Plantear que todos los alumnos, independientemente de sus capacidades, antecedentes, inteligencias, problemas de aprendizaje, vivencias emocionales, limitaciones objetivas, etc. deben lograr lo mismo y en el mismo período de tiempo implica desconocer las diferencias y por lo tanto discriminar y perjudicar a unos y favorecer a otros.

Supongamos que un entrenador de atletismo tiene que formar a los alumnos de diversos colegios aplicando el currículo ministerial de atletismo, para que todos los alumnos logren el «nivel esperado» consistente en las marcas establecidas por los estándares internacionales de velocidad para la edad. Para ello le entregan un plan de trabajo, horario, una guía con ejercicios y actividades que deben hacer todos para que al cabo de un año alcancen satisfactoriamente los estándares pre-establecidos.

Llegan a cada clase grupos diversos de estudiantes con diversos biotipos: uno alto y delgado, otro alto y gordo, otro bajo delgado, otro bajo gordo; uno con discapacidad visual, otro con cojera por lesión, otro con polio; uno con alta autoestima, otro con baja autoestima; uno expansivo y otro depresivo; uno viene de ganar varios torneos y otro jamás tuvo una clase de atletismo; un viene del campo y otro de un apretado departamento; uno se alimenta bien y el otro es anémico; etc. En cada colegio en el que trabaja el entrenador encuentra diversidad de escenarios: en uno hay pista de atletismo e implementos deportivos, en otro hay una cancha de césped, en otro de cemento sin implementos ni baños y en otro ni siquiera hay espacio libre para correr.

¿Tiene realmente sentido asumir que toda esa diversidad de “atletas” puede responder a un mismo plan de entrenamiento y abordaje técnico-pedagógico y alcanzar con todos los alumnos a fin de año el nivel satisfactorio esperado de logros pre-establecido por igual para todos? ¿Se puede asumir que quien lo logra tiene más mérito que quien no lo logra? ¿Se puede asumir que si un salón o colegio con un grupo A de alumnos logra un porcentaje mayor de logro que otro con un grupo B de alumnos es porque en uno hay un mejor profesor que en el otro? Etc.

Tendría más sentido conocer las condiciones de inicio de cada alumno e interactuar con él con las estrategias que le permitan desarrollar al máximo su potencial. Pero, eso no es compatible con que todos logren en el mismo tiempo con las mismas estrategias los puntajes prefijados por los estándares comunes. Aquí, el rol determinante lo juega la capacidad del maestro de personalizar la enseñanza y no los estándares abstractos uniformes.

Eso es lo que está en el fondo del debate sobre la evaluación: la imagen del niño y el respeto a las diferencias.

(Ejemplo tomado de mi columna «Estándares de logro ¿tienen sentido? El caso de un equipo de atletismo» publicado en El Tiempo 26 03 2016))

En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/808070795960124?pnref=story

14 07 2016 LT: En vez de un nuevo currículo (inaccesible, inviable) impuesto por el Minedu con tantas objeciones y reparos, qué pasaría si…estableciera una política de consulta a los colegios preguntando ¿qué necesitan de nosotros? ¿en qué podemos ayudarlos? ¿No habría mayores probabilidades de mejorar la enseñanza que cambiando el currículo?

Debate en FB https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/821508571283013?pnref=story

Artículos fines:

Tu hijo no se define por sus notas escolares y otros demonios de la crianza Hay que evaluar a un alumno, pero no se debe hacer como se hacía hace más de 200 años

¿Por qué si asisten al mismo colegio, con los mismos profesores y abordajes pedagógicos, los logros de unos y otros alumnos son tan diversos?

De los números a las letras

El fin de los promedios

El efecto nocivo de poner notas en las tareas escolares

Evaluación con letras o números (Correo 15 02 2019)

¡Tareas y notas a niños de 3 años de edad!

Las notas producen más perjuicios que beneficios

El debate sobre el uso de letras o números en la evaluación

Razones para no usar notas

Singapur migra a la pedagogía de la sensatez

Las notas de los alumnos que pasan desapercibidos

¿Qué comunican las notas de fin de año?

Poner notas distorsiona

Evaluación de alumnos: ¿Es necesario calificar y poner notas? (extenso)

Por qué los estudiantes deben tomar el liderazgo y conducir ellos las entrevistas de evaluación (para informar logros de los alumnos) que usualmente hacen los maestros con los padres en ausencia de los alumnos
Como entender la (auto y co)evaluación como parte natural de la cotidianeidad. El caso de una investigación multidisciplinaria en la primaria de un proceso electoral

‘Nos dijo que no habría exámenes…’ Calificamos porque así lo exigen las administraciones, la tradición académica y muchas familias, pero creemos que se equivocan

¿A quién debemos suspender? (Otros conceptos sobre evaluación y aprendizaje significativo). Si les dejamos opinar, los escuchamos y descubren que sus comentarios son importantes, la evaluación se convierte en aprendizaje