El Tiempo (Piura) 04 01 2014

“La comunicación engendra un medio educativo y pasa a ser ella misma un tema de educación, al paso que el sistema educativo pierde el monopolio de la educación” porque los muros de la escuela se van erosionando, dice acertadamente María Teresa Quiroz citando dichos de Sean Mac Bride ya en 1980 (“Sin Muros: Aprendizaje en la era digital, U. Lima, 2013, pág. 12). Con ello abre los capítulos de un libro muy interesante sobre el vínculo entre educación y comunicación que ella ha venido investigando por más de 30 años.

En el momento que la televisión única en blanco y negro colocado en la sala familiar se transformó en uno de tantos televisores y equipos multimedia a colores que hay en cada dormitorio del hogar, la manera de comunicarse entre familiares, amigos y terceros se ha transformado sustantivamente poniendo en jaque a una escuela que hasta ahora se pregunta cómo aprovechar el potencial interactivo de los equipos digitales en beneficio de la educación. Y no se refiere al uso de los equipos para repetir transmitir conocimientos (aunque más actuales) propio de la educación tradicional sino como usar estos recursos para transformar la educación y hacerla más interactiva, productora de pensamiento original y creativo. Junto con ello cae por su peso la pregunta sobre cómo usar Internet no como una tecnología sino como una nueva forma de comunicación.

El libro reiteradamente nos hace notar que para los adolescentes usar internet no es principalmente una forma de recoger información, sino un espacio para sentir las emociones y los vínculos con los pares. Es más útil como red social que como fuente de información de uso escolar Los adolescentes aprovechan internet para ensayar un yo diferente y múltiple, para encontrarse con personas desconocidas, experimentar y jugar con sus identidades que pueden ser modificadas a su antojo, ya sea en cuanto a la edad, sexo, ocupaciones, nacionalidades, etc. Todo eso les ayuda a su socialización y autoafirmación, a conversar sin que medie el contacto físico y la exigencia intimidante de expresar cara a cara lo que quisieran decir.

En cuanto al uso de la tecnología para la educación, señala la confusión entre el uso instrumental que reduce las tecnologías a equipos y materiales audiovisuales o digitales a usar en las aulas, y el uso de las tecnologías en los procesos de aprendizaje, que se reformulan gracias a las tecnologías. Es decir entender que el cambio de paradigma no es el del libro impreso por la tableta digital y los videos, sino por la interactividad en la relación alumno-profesor y alumno-fuentes de información. El maestro es interactivo no porque use las redes sociales, Internet o materiales audiovisuales sino porque comprende el intercambio entre alumnos como fuente de aprendizaje (así no use Internet o software educativo)

Para los profesores es importante que entiendan que hay una complementariedad entre texto e imagen y distanciarse de las convenciones clásicas que entienden que la lectura solo está referida a los textos escritos.

Además, resulta irrelevante para el aprendizaje de los alumnos usar internet como herramienta de búsqueda de información cuando lo que deben hacer es aplicarla, manipularla e interpretarla. De lo contrario, quedarán atrapados en la cultura de la transmisión y reproducción propios del siglo XX, aunque usando equipos tecnológicos propios del siglo XXI.

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