Cuando se leen los objetivos de las reformas educativas usualmente se encuentran mencionados el desarrollo de la creatividad, la perseverancia y la búsqueda de la excelencia. Curiosamente esto coincide exactamente con los objetivos que se enuncian para la educación artística. De allí que actualmente hay un creciente interés por conocer mejor el rol de arte en la educación. A la vez se redescubren los múltiples hallazgos de la investigación educacional que encuentran una relación positiva entre la dedicación al arte y el mejor rendimiento escolar.

El informe “Champions of Change: The Impact of the Arts on Learning” reseñado en el Harvard Education Letter de nov/dic 1999 trae varios estudios de los cuales citaremos dos.

Investigadores del Centro de Investigación de la Educación para el Arte de la Escuela de Formación de Profesores de la Universidad de Columbia estudiaron la experiencia artística de 2,046 estudiantes de 4to. y 8vo. grados de escuelas públicas encontrando que los alumnos muy involucrados en el arte mostraron más creatividad y originalidad, sentido de cooperación, confianza en sus habilidades, y articulación de ideas con sentimientos que aquellos estudiantes con escasa experiencia con el arte.

Investigadores de la Universidad de California (UCLA) bajo la dirección de James Catterall analizaron en 1998 los resultados del estudio longitudinal (de 10 años) de las pruebas nacionales de rendimiento de 25,000 alumnos de secundaria, encontrando que los alumnos involucrados con el aprendizaje de la música superaban a sus pares que no lo estaban en las pruebas de matemáticas, y los alumnos que aprendieron teatro superaban a los que no lo hicieron en las pruebas de lenguaje. También encontraron que alumnos procedentes de hogares modestos que estaban involucrados en el arte sistemáticamente se desempeñaban mejor que aquellos pares que no estudiaron arte.

Giro

Después de la crisis del Sputnik (1957) en los EE.UU. que dejó chocados a los norteamericanos al descubrir que la URSS los estaba aventajando en la investigación científica espacial, el gobierno de EE.UU. apuntó sus baterías al mejoramiento de la educación en ciencias y matemáticas, convirtiendo las artes en un lujo prescindible. Cuarenta años después, la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner ha pavimentado el camino para recuperar el valor del arte en la actividad escolar. El estudio del arte se ve ahora como un proceso que involucra emociones, pensamientos y razonamientos, que se aprende de manera más agradable e interactiva, con una aproximación más interdisciplinaria, que fomenta el pensamiento crítico y la autodisciplina, y permite a alumnos un aprendizaje diferenciado en función de sus habilidades e intereses particulares.

Según Horward Gardner, psicólogo de la Universidad de Harvard, es preocupante que las clases de arte todavía entren a la escuela básicamente debido a propósitos instrumentales, es decir, para aprovechar los resultados de las investigaciones que muestran que enseñar música clásica eleva el CI, y aprender a pintar aumenta la creatividad para los negocios, porque si algún día se demostrase lo inverso se sacaría nuevamente el arte del currículo. El dice que hay otras razones no instrumentales más poderosas para enfatizar el rol del arte en al escuela. Entre ellas que las habilidades artísticas y gráficas que se aprenden ayudan a los alumnos a entender que en base a perseverancia y trabajo continuo se puede mejorar diversas habilidades y que la expresión artística de alto nivel puede proveer de placer a uno mismo y a los demás. Las artes también permiten expresar cosas muy importantes –como una brillante performance de danza- pero que no pueden ser expresados con palabras y permiten explorar de manera única el interior de las personas y civilizaciones remotas, poniéndose en contacto estrecho con los pensamientos y emociones de quienes nos rodean. Tampoco debemos olvidar que los seres humanos han hecho cosas muy terribles, pero también cosas maravillosas, entre ellas las obras artísticas que se han acumulado en diversos países a lo largo de los siglos, gracias a los cuales tenemos testimonios objetivos de la historia de la civilización.

REFLEXION

Resulta extraño que hayan tantos educadores que porfían por el mejoramiento del aprendizaje de lenguaje y matemáticas, y ocasionalmente de los deportes, y a la par que la enseñanza del arte este tan ausente y hasta les parezca prescindible a muchas autoridades educacionales. Quizá sea porque todavía estamos demasiado amarrados al mundo de las palabras y los números, y aún no apreciamos el mundo de las imágenes, objetos y movimientos bellos y estéticos. Lo que sí es claro es que hay un mundo de estímulos que están siendo desaprovechados para formar al común de la gente, y que hay una legión de personas que podrían expresar sus talentos a través del arte, que no están recibiendo las oportunidades para hacerlo.

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Profesoras contra la pedagogía tóxica, y el uso del arte para emocionar, requisito para aprender Las investigaciones sobre neuroeducación demuestran que para activar el deseo de pensar es necesario encender previamente una emoción, y para ello es fundamental despertar la curiosidad. “Hay que comenzar la clase con un elemento provocador, puede ser una frase, un dibujo o un pensamiento; algo que resulte chocante”, indica Francisco Mora, profesor de la Facultad de Medicina de la Complutense y autor del libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama.

Balancing Talent: Schools that connect artistic creativity to academic education As the Times Educational Supplement (TES) states, “It should go without saying that art and design, dance, drama, music and other creative subjects should be an important part of every child’s school curriculum.” Schools that connect artistic creativity to academic education are, evidently, on the right track. By unleashing a child’s innovative spirit, these schools don’t only serve their students a multidisciplinary education, but also grant them the unrelenting freedom to express. But why is self-expression so important in today’s education sector? The answer lies in the foundation of the ‘growth mindset’. Rather than constricting a child’s learning pattern to outdated styles and patterns of thought, otherwise known as a ‘fixed mindset’, a growth mindset gives learners the power to further explore their abilities.

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